Los cables de cobre se encuentran en la mayoría de los dispositivos eléctricos o electrónicos. El alambre de cobre ofrece una variedad de ventajas, por lo que es uno de los cables eléctricos más utilizados en el mundo. Sin embargo, algunos materiales funcionan mejor que el cobre, como la fibra óptica, lo que ha llevado a varios competidores importantes al cable de cobre.
Conductividad y resistente al calor
Los cables de cobre son los segundos después de la plata cuando se trata de conductividad eléctrica. En comparación con otros metales no preciosos, los alambres de cobre pueden manejar una mayor carga de energía eléctrica, lo que le permite utilizar menos aislamiento y blindaje. Tienen una alta resistencia al calor, eliminando la mayoría de los problemas de sobrecarga. Los alambres de cobre también son resistentes a la corrosión. Aunque puede haber pátina, un deslustre producido por la oxidación, el material no perderá funcionalidad.
Capacidad de moldeo y ductilidad Aunque los cables de cobre son excelentes conductores , no funciona muy bien cuando se manejan cantidades muy exactas de pequeñas cargas eléctricas. Los cables de cobre por lo general no se usan en piezas automotrices y semiconductores de alta tecnología debido a su incapacidad para controlar las sobretensiones eléctricas. Los fabricantes y fabricantes de semiconductores a menudo usan cables de plata y oro en estas aplicaciones porque estos metales son más estables cuando manejan pequeñas cantidades de electricidad, asegurando que ninguna sobretensión eléctrica destruya componentes sensibles. Interferencia electromagnética Cobre el cable es susceptible a la interferencia electromagnética, lo que puede conducir a que algunos dispositivos funcionen de manera incorrecta. Las aplicaciones que requieren estabilidad de conexión, especialmente en la comunicación, a menudo experimentan problemas cuando se utilizan cables de cobre debido a esta desventaja. Los fabricantes de dispositivos de comunicación prefieren usar fibras ópticas, que no se ven afectadas por la interferencia electromagnética, a diferencia del cable de cobre.