1. Aumento de la energía cinética: Las partículas en un líquido ganan más energía cinética (energía de movimiento). Esto puede suceder debido a un aumento de la temperatura o una disminución de la presión.
2. Superar fuerzas intermoleculares: Las partículas en un líquido se mantienen unidas por fuerzas intermoleculares relativamente débiles (como la unión de hidrógeno, las interacciones dipolo-dipolo y las fuerzas de dispersión de Londres). A medida que las partículas ganan más energía, vibran más rápido y se separan más, superando estas fuerzas.
3. Aumento de la separación: Las partículas se vuelven más espaciadas. En un líquido, las partículas están juntas y pueden moverse entre sí. En un gas, las partículas están mucho más separadas y se mueven libremente y al azar.
4. Cambio en la densidad: La densidad de la sustancia disminuye drásticamente. Esto se debe a que las partículas en un gas están mucho más extendidas que en un líquido.
5. Difusión: Las partículas de gas se mueven rápida y al azar en todas las direcciones. Chocan entre sí y con las paredes de su contenedor, lo que resulta en el fenómeno de la difusión.
En resumen: La transición del líquido al gas implica partículas que ganan energía, superan las fuerzas intermoleculares, se alejan más, disminuyen en densidad y exhiben un movimiento rápido y aleatorio. Esta es la razón por la cual los gases son compresibles, ocupan todo el volumen de su contenedor y se difunden fácilmente.