1. Emisión de dióxido de azufre:
- El dióxido de azufre se libera en la atmósfera principalmente de la quema de combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo, en las centrales eléctricas y los procesos industriales.
- Las erupciones volcánicas y las fuentes naturales como los incendios forestales también contribuyen a las emisiones de SO2, pero en menor medida.
2. Reacciones atmosféricas:
- En la atmósfera, SO2 reacciona con agua, oxígeno y otros productos químicos para formar ácido sulfúrico (H2SO4).
- Este proceso a menudo es catalizado por la luz solar y las partículas en el aire.
- El ácido sulfúrico forma pequeñas gotas que se convierten en parte de las nubes.
3. Formación de lluvia ácida:
- Cuando las nubes liberan lluvia, nieve, aguanieve o granizo, se incluyen las gotas de ácido sulfúrico.
- Esta precipitación se llama lluvia ácida porque tiene un pH más bajo que la lluvia normal, que es ligeramente ácida debido al dióxido de carbono disuelto.
4. Impactos ambientales:
- La lluvia ácida puede tener importantes impactos ambientales, que incluyen:
- Daño a los bosques y ecosistemas: La lluvia ácida puede filtrar nutrientes de los suelos y hacerlos ácidos, obstaculizando el crecimiento de los árboles y perjudicando a otras vidas vegetales y animales.
- Acidificación de lagos y ríos: La lluvia ácida puede acidificar lagos y ríos, dañando las poblaciones de peces y otras vida acuática.
- Corrosión de edificios y materiales: La lluvia ácida puede dañar los edificios, las estatuas y otras estructuras hechas de piedra, metal u otros materiales.
En resumen: El dióxido de azufre es un precursor clave de la lluvia ácida. Se emite a partir de varias fuentes, principalmente actividades humanas, y sufre transformaciones químicas en la atmósfera para formar ácido sulfúrico, lo que contribuye a la acidez de la precipitación.