1. Bajo la presión de vapor:
* El soluto no volátil interrumpe la capacidad del solvente para evaporar.
* Las moléculas de soluto ocupan parte del área de superficie del líquido, reduciendo el número de moléculas de solventes que pueden escapar a la fase gaseosa.
* Esto conduce a una presión de vapor reducida de la solución en comparación con el solvente puro.
2. Elevación del punto de ebullición:
* Dado que la presión de vapor de la solución es menor, se necesita una temperatura más alta para alcanzar el punto de ebullición (donde la presión de vapor es igual a la presión atmosférica).
* Esto se conoce como Elevación del punto de ebullición y la cantidad de elevación es proporcional a la molalidad del soluto.
3. Depresión del punto de congelación:
* Agregar un soluto también interrumpe la formación de la red de cristal del solvente, lo que dificulta que el solvente se congele.
* Esto da como resultado un punto de congelación a de la solución en comparación con el solvente puro.
* Nuevamente, la cantidad de depresión es proporcional a la molalidad del soluto.
4. Presión osmótica:
* Los solutos no volátiles crean una diferencia de presión osmótica entre la solución y un disolvente puro.
* Esta diferencia de presión es proporcional a la concentración del soluto.
Otros efectos:
* Viscosidad: Los solutos no volátiles pueden aumentar la viscosidad (resistencia al flujo) del solvente.
* Tensión superficial: La tensión superficial del solvente puede verse afectada, a veces aumentando y a veces disminuye.
En resumen:
Agregar un soluto no volátil a un disolvente reduce la presión del vapor, eleva el punto de ebullición, reduce el punto de congelación y crea presión osmótica. También puede afectar la viscosidad y la tensión superficial del solvente. Todos estos efectos están relacionados con la interrupción de las interacciones moleculares del solvente causadas por el soluto.