1. Materia orgánica: Este es el material de partida para combustibles fósiles. Se compone principalmente de plantas y animales muertos, aunque algunos combustibles fósiles también contienen cantidades significativas de algas y bacterias.
2. Calor y presión: Durante millones de años, las capas de sedimento se acumulan sobre la materia orgánica, enterrándola más y más profunda. El peso de estos sedimentos crea intenso calor y presión.
3. Tiempo: El proceso de transformación de la materia orgánica en combustibles fósiles es extremadamente lento. El calor y la presión tardan millones de años en descomponer las moléculas orgánicas complejas y transformarlas en hidrocarburos más simples como el petróleo, el gas natural y el carbón.
Estos tres factores que trabajan juntos, durante grandes tramos de tiempo, finalmente crean los combustibles fósiles en los que confiamos hoy.