1. Disolver: La sal se disuelve en agua, pero la arena no.
2. Evaporación: Agregue agua a la mezcla y revuelva hasta que la sal se disuelva. Luego, calienta suavemente la mezcla. El agua se evaporará, dejando atrás la arena.
3. Cristalización: El agua evaporada se puede recolectar y dejar enfriar. A medida que el agua se enfría, la sal se cristalizará de la solución, dejándote con sal limpia.
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