Son semiconductores, lo que significa que su conductividad se encuentra entre la de los metales y los no metales.
Así es como funciona:
* a bajas temperaturas: Los metaloides se comportan más como los no metales, que actúan como malos conductores de calor y electricidad. Sus electrones están fuertemente unidos a sus átomos, lo que les dificulta moverse libremente y transportar carga.
* A temperaturas más altas: Los metaloides exhiben una mayor conductividad. A medida que aumenta la temperatura, algunos electrones ganan suficiente energía para liberarse de sus enlaces atómicos y volverse móviles, lo que permite el flujo de calor y electricidad.
Factores que afectan la conductividad:
* pureza: Las impurezas pueden afectar la conductividad de los metaloides.
* Doping: Agregar pequeñas cantidades de elementos específicos al metaloide (conocido como dopaje) puede cambiar significativamente su conductividad, ya sea aumentándola o disminuyendo dependiendo del dopante.
* Presión: La presión también puede influir en la conductividad en algunos metaloides.
Ejemplos clave:
* silicio: Utilizado en chips de computadora y paneles solares, el silicio es un semiconductor con conductividad que aumenta a temperaturas más altas.
* Germanio: Similar al silicio, la conductividad de germanio también aumenta con la temperatura.
* arsénico: Este metaloide, aunque generalmente es un conductor deficiente, puede ser dopado para mejorar su conductividad.
En conclusión:
La conductividad de Metaloides no es un interruptor de encendido/apagado simple. Es una interacción compleja de temperatura, pureza, dopaje y presión. Este comportamiento único los hace increíblemente útiles en electrónica, energía solar y otras aplicaciones donde se requiere un control preciso de la conductividad.