En el contexto de un diamante, el término "cristal" se refiere a la disposición de los átomos de carbono en la red del diamante. Cada átomo de carbono de un diamante está unido a otros cuatro átomos de carbono, formando una estructura tetraédrica. Esta disposición de los átomos confiere al diamante sus propiedades únicas, como su extrema dureza y su alta conductividad térmica.
Los diamantes generalmente se forman cuando los átomos de carbono se someten a alta presión y temperatura en las profundidades de la superficie de la Tierra. Durante millones de años, los átomos de carbono se reorganizan en la red del diamante, formando un cristal. Los diamantes también se pueden formar en un entorno de laboratorio, pero estos diamantes suelen ser más pequeños y menos perfectos que los diamantes naturales.