* Conversión termoeléctrica: Este proceso utiliza el efecto Seebeck para convertir el calor directamente en electricidad. Cuando dos metales diferentes se conectan en un circuito y se someten a una diferencia de temperatura, fluirá una corriente eléctrica. La cantidad de corriente depende de la diferencia de temperatura y de las propiedades de los metales.
* Conversión piroeléctrica: Este proceso utiliza el efecto piroeléctrico para convertir el calor en electricidad. Ciertos materiales, como el tantalato de litio, presentan un cambio de polarización eléctrica cuando se someten a un cambio de temperatura. Este cambio de polarización se puede utilizar para generar una corriente eléctrica.
* Conversión termoiónica: Este proceso utiliza el efecto termoiónico para convertir el calor en electricidad. Cuando un metal se calienta a una temperatura alta, emitirá electrones. Estos electrones se pueden recolectar y utilizar para generar una corriente eléctrica.
* Conversión fotovoltaica: Este proceso utiliza el efecto fotovoltaico para convertir la luz en electricidad. Cuando la luz incide en un material semiconductor, como el silicio, puede provocar que los electrones se suelten de sus átomos. Estos electrones se pueden recolectar y utilizar para generar una corriente eléctrica.
La conversión térmica es una tecnología prometedora para generar electricidad porque no requiere una fuente de combustible. Sin embargo, sigue siendo un proceso relativamente ineficiente y el coste de los materiales puede ser elevado. A medida que continúen las investigaciones, se espera que la conversión térmica se vuelva más eficiente y asequible, lo que la convertirá en una opción más viable para generar electricidad.