Vida media: El curio-242 tiene una vida media relativamente corta de 162,8 días. Esto significa que su actividad disminuye rápidamente con el tiempo, lo que requiere el reemplazo frecuente de la fuente radiactiva en los detectores de humo. En cambio, el americio-241, comúnmente utilizado en detectores de humo, tiene una vida media mucho más larga, de 432 años, lo que lo hace más práctico para un uso a largo plazo.
Alto coste: El curio-242 es relativamente caro de producir y distribuir en comparación con el americio-241. La escasez de curio y los complejos procesos involucrados en su fabricación contribuyen a su alto costo. El americio-241, por otro lado, está más disponible y es más rentable para la producción a gran escala.
Radiación gamma de alta energía: El curio-242 emite radiación gamma de alta energía. Si bien es eficaz en los detectores de humo de tipo ionización, la radiación gamma puede penetrar materiales y alcanzar áreas más allá de la zona de detección deseada. Esto puede crear falsas alarmas o provocar una exposición innecesaria a radiaciones ionizantes. El americio-241 emite principalmente partículas alfa, que tienen un alcance muy limitado y suponen un menor riesgo de exposición a la radiación externa.
Regulaciones y licencias estrictas: Debido a su radioactividad relativamente alta y los peligros asociados, el curio-242 está sujeto a regulaciones y requisitos de licencia más estrictos para su manipulación, almacenamiento y transporte. Estas complejidades añaden desafíos y costos adicionales a la producción y distribución de detectores de humo a base de curio.
Teniendo en cuenta estos factores, el americio-241 sigue siendo la opción preferida para su uso en detectores de humo domésticos debido a su longevidad, rentabilidad, idoneidad para detectores de tipo ionización y prácticas de seguridad establecidas.