Sí, el agua del grifo suele contener oxígeno disuelto y dióxido de carbono. Estos gases pueden introducirse en el agua durante varios pasos del proceso de tratamiento. El aire atmosférico contiene naturalmente oxígeno y dióxido de carbono, que pueden disolverse en el agua durante la aireación o cuando el agua se expone a la atmósfera. Además, algunas plantas de tratamiento de agua agregan intencionalmente oxígeno al agua para diversos fines, como eliminar el hierro o el manganeso disueltos. Cuando el agua se desinfecta con cloro, reacciona con la materia orgánica y produce dióxido de carbono como subproducto. Los niveles de oxígeno disuelto y dióxido de carbono en el agua del grifo pueden variar según la fuente de agua, los procesos de tratamiento y las regulaciones locales.