La concentración de cloro en una piscina suele estar entre 1 y 3 partes por millón (ppm). Este nivel de cloro es suficiente para matar la mayoría de los microorganismos a los pocos minutos de contacto. Sin embargo, algunos microorganismos, como el Cryptosporidium parvum, pueden sobrevivir en agua clorada hasta varios días.
El cloro también puede reaccionar con otros químicos en el agua de la piscina para formar subproductos de desinfección (DBP). Algunos DBP se han relacionado con problemas de salud, como cáncer y problemas reproductivos. Sin embargo, los riesgos para la salud asociados con los DBP generalmente se consideran bajos en los niveles que normalmente se encuentran en las piscinas.
En general, el cloro es un desinfectante eficaz que mata una amplia variedad de microorganismos. Sin embargo, es importante utilizar cloro en la concentración correcta para evitar posibles riesgos para la salud.