A nivel molecular, cuando se agrega azúcar al agua, las moléculas polares de agua rodean y solvatan las moléculas polares de azúcar, formando enlaces de hidrógeno entre las moléculas de agua y las moléculas de azúcar. Esta interacción entre las moléculas de agua y las moléculas de azúcar permite que las moléculas de azúcar se disuelvan en agua.
La velocidad a la que el azúcar se disuelve en agua depende de varios factores, como la temperatura, la superficie y la agitación. Las temperaturas más altas aumentan la energía cinética de las moléculas de agua, lo que hace que se muevan más rápido y disuelvan el azúcar más rápidamente. Aumentar la superficie del azúcar también aumenta la velocidad de disolución, ya que permite que más moléculas de agua entren en contacto con las moléculas de azúcar. La agitación, como revolver o agitar, ayuda a dispersar las moléculas de azúcar y aumentar el área de superficie, acelerando el proceso de disolución.