A medida que las moléculas de agua se evaporan, se mueven más rápido y se dispersan más, lo que resulta en una disminución de la densidad del agua. Este proceso continúa hasta que toda el agua se ha evaporado, dejando solo los sólidos disueltos, como sales y minerales.
La tasa de evaporación está influenciada por varios factores, incluida la temperatura del agua, la humedad del aire, la superficie del agua y el movimiento del aire. Las temperaturas más altas, la menor humedad, la mayor superficie y el mayor movimiento del aire contribuyen a una tasa de evaporación más rápida.