Sin embargo, en condiciones extremas, como temperaturas extremadamente altas o en determinadas reacciones químicas, es posible que el hidrógeno pierda su electrón y forme un ion positivo. Cuando esto sucede, el átomo de hidrógeno se convierte en un catión de hidrógeno o protón (H+).
Por ejemplo, en presencia de un agente oxidante fuerte o bajo la influencia de radiación de alta energía, el hidrógeno puede sufrir ionización. A continuación se muestra un ejemplo de una reacción química en la que el hidrógeno forma un catión:
NaH (hidruro de sodio) + H2SO4 (ácido sulfúrico) → NaHSO4 (hidrogenosulfato de sodio) + H2 (gas hidrógeno)
En esta reacción, el hidruro de sodio pierde un electrón frente al ion sulfato altamente electronegativo (SO42-) presente en el ácido sulfúrico. Como resultado, el hidrógeno del hidruro de sodio se convierte en un catión de hidrógeno (H+).
Además, en entornos de alta temperatura, como el sol u otras estrellas, los átomos de hidrógeno pueden perder sus electrones debido al intenso calor y la radiación. Este proceso, conocido como nucleosíntesis estelar, conduce a la formación de plasma o gas hidrógeno ionizado.
En resumen, si bien el hidrógeno normalmente comparte su electrón para formar enlaces covalentes, puede perder un electrón y convertirse en un ion positivo (H+) en circunstancias específicas que involucran agentes oxidantes fuertes, radiación de alta energía o temperaturas extremas.