Los soles son importantes en una variedad de aplicaciones, como pinturas, tintas, cosméticos y productos farmacéuticos. También se utilizan en la producción de materiales avanzados, como semiconductores y cerámicas.
Las propiedades de un sol dependen de varios factores, incluido el tamaño y la forma de las partículas sólidas, la concentración de las partículas sólidas, la viscosidad de la fase líquida y la temperatura. Los soles pueden ser estables o inestables, dependiendo del equilibrio de fuerzas de atracción y repulsión entre las partículas. Los soles estables son aquellos en los que las partículas se dispersan uniformemente por toda la fase líquida y no se sedimentan bajo la influencia de la gravedad. Los soles inestables son aquellos en los que las partículas se agregan y sedimentan fuera de la fase líquida.
La estabilidad de un sol se puede mejorar agregando un agente estabilizante, que es una sustancia que se adsorbe en la superficie de las partículas y evita que se agreguen. Los agentes estabilizantes pueden ser iónicos o no iónicos y pueden ser orgánicos o inorgánicos.