Específicamente, en NaOH, el sodio pierde un electrón ante el oxígeno, formando iones de sodio con carga positiva (Na+) e iones de óxido con carga negativa (O2-). Luego, estos iones se atraen fuertemente entre sí debido a sus cargas opuestas, lo que da como resultado el enlace iónico entre el sodio y el oxígeno.