El metal más resistente al calor es el tungsteno. El tungsteno tiene el punto de fusión más alto de todos los metales, a 3.422 grados Celsius (6.192 grados Fahrenheit). Esto significa que el tungsteno puede soportar temperaturas extremadamente altas sin derretirse ni perder su resistencia. El tungsteno también es muy duro y denso, lo que lo hace resistente al desgaste. Estas propiedades hacen que el tungsteno sea ideal para su uso en aplicaciones donde se requieren altas temperaturas y durabilidad, como en filamentos de bombillas, elementos calefactores y boquillas de cohetes.