La reactividad de un elemento está determinada por su tendencia a sufrir reacciones químicas. El níquel, con un número atómico de 28, pertenece al grupo de los metales de transición de la tabla periódica. Los metales de transición son generalmente más reactivos que los no metales. Por otro lado, el xenón, con un número atómico de 54, es un gas noble. Los gases nobles son conocidos por su excepcional estabilidad y baja reactividad debido a sus capas electrónicas completas.
En términos de estructura atómica, el níquel tiene una subcapa electrónica 3D parcialmente llena, lo que lo hace propenso a participar en reacciones químicas para lograr una configuración electrónica estable. El xenón, sin embargo, tiene una subcapa de electrones 5p completamente llena, lo que lo hace muy estable y menos propenso a sufrir cambios químicos.
Por lo tanto, el níquel, al ser un metal de transición con subcapas electrónicas parcialmente llenas, es más reactivo en comparación con el xenón, que es un gas noble con una configuración electrónica estable.