El átomo de hidrógeno tiene un electrón en la capa más externa, que puede formar un enlace covalente con otro átomo para lograr estabilidad. Por ejemplo, en el caso del agua (H2O), cada átomo de hidrógeno forma un enlace con el oxígeno.
Carbono
Un solo átomo de carbono puede formar un máximo de cuatro enlaces covalentes. Esta versatilidad se debe a los cuatro electrones de valencia del carbono, que le permiten compartir pares de electrones con hasta otros cuatro átomos. Por ejemplo, en el metano (CH4), el carbono comparte sus cuatro electrones de valencia con cuatro átomos de hidrógeno, formando cuatro enlaces covalentes C-H.
Nitrógeno
El nitrógeno tiene cinco electrones de valencia y normalmente puede formar tres enlaces covalentes. Al compartir tres pares de electrones con otros átomos, el nitrógeno logra una configuración estable. Por ejemplo, en el amoníaco (NH3), cada nitrógeno forma tres enlaces con tres átomos de hidrógeno. Sin embargo, el nitrógeno puede formar ocasionalmente cuatro o incluso cinco enlaces covalentes en condiciones específicas.