También hay algunos ácidos y álcalis que pueden reaccionar con el agua para producir iones de hidrógeno e iones de hidróxido. Por ejemplo, el dióxido de carbono (CO2) es un óxido ácido y cuando reacciona con el agua forma ácido carbónico (H2CO3). El ácido carbónico es un ácido débil y se disocia en iones de hidrógeno e iones de bicarbonato (HCO3-).
En algunos casos, no es necesario tener agua presente para ver si algo es ácido o alcalino. Algunos ácidos y álcalis son corrosivos y pueden atacar directamente la piel u otros materiales. Por ejemplo, el ácido sulfúrico (H2SO4) es un ácido fuerte y puede provocar quemaduras graves si entra en contacto con la piel. El hidróxido de sodio es un álcali fuerte y también puede provocar quemaduras graves.
Por lo tanto, si bien el agua suele ser necesaria para observar las propiedades ácidas o alcalinas de una sustancia, existen algunas excepciones en las que este no es el caso.