El grado de disolución de los átomos del soluto en los átomos del disolvente está determinado por la temperatura y la concentración de la aleación. A temperaturas más altas, se pueden disolver más átomos de soluto en los átomos del disolvente. La concentración de la aleación también es importante, ya que una mayor concentración de átomos de soluto puede conducir a la formación de una segunda fase.
En algunos casos, los átomos del soluto pueden reaccionar con los átomos del disolvente para formar un compuesto. Esto también puede afectar las propiedades de la aleación. Por ejemplo, la adición de carbono al hierro puede formar acero, que es un material mucho más duro y resistente que el hierro puro.
Las aleaciones metálicas se utilizan en una amplia variedad de aplicaciones, desde materiales de construcción hasta componentes eléctricos. Sus propiedades únicas los hacen ideales para su uso en muchos entornos diferentes.