Cuando se recoge un gas sobre agua mediante el método de desplazamiento hacia abajo, el recipiente para recoger el gas debe mantenerse boca abajo y llenarse por completo. Esto se debe a que el gas es menos denso que el agua. El agua no dejará pasar el gas porque la gravedad empujará el agua hacia el espacio ocupado por el gas.
Por lo tanto, el dióxido de carbono, al ser más denso que el aire, puede recolectarse simplemente colocando un frasco abierto sobre la fuente y permitiendo que el gas fluya hacia él, desplazando el aire. Como el dióxido de carbono es más pesado que el aire, se deposita en el fondo del recipiente y puede recogerse sin riesgo de que se escape o se mezcle con el aire circundante.