La sustancia en la que funciona mejor la transferencia de calor por conducción es un metal. Los metales son generalmente buenos conductores del calor debido a su alta conductividad térmica. Esto significa que el calor puede fluir fácilmente a través de ellos, lo que les permite transferir calor rápidamente de una parte del metal a otra. Metales como el cobre, el aluminio y el hierro son especialmente buenos conductores del calor. Estos metales se utilizan a menudo en utensilios de cocina, disipadores de calor y otras aplicaciones donde se requiere una transferencia de calor eficiente.