Por ejemplo, para convertir grafito en diamante, podemos someter el grafito a condiciones de alta presión y alta temperatura, que generalmente se logran mediante un proceso llamado deposición química de vapor (CVD) o síntesis de alta presión y alta temperatura (HPHT). Este proceso recrea las condiciones extremas que se encuentran en las profundidades de la Tierra donde se forman los diamantes naturales.
Por otro lado, convertir diamante en grafito es un proceso más desafiante ya que requiere romper los fuertes enlaces carbono-carbono en la red del diamante. Normalmente, esto implica calentar el diamante a temperaturas extremadamente altas en un ambiente libre de oxígeno. Este proceso se conoce como grafitización y puede ocurrir a temperaturas superiores a los 2000 grados centígrados.
Por lo tanto, convertir un alótropo de carbono en otro requiere técnicas específicas que aprovechen la temperatura, la presión o las reacciones químicas para modificar las disposiciones atómicas y las estructuras de los átomos de carbono.