Algunos ejemplos de disolventes y solutos son:
* El agua es un disolvente del azúcar, la sal y el alcohol.
* El alcohol es un disolvente de aceites y grasas.
* La gasolina es un solvente para el caucho y el plástico.
La cantidad de soluto que se puede disolver en un disolvente es limitada. Cuando se alcanza el límite se dice que la solución está saturada. Si se agrega más soluto, no se disolverá y formará una capa separada en el fondo de la solución.
La capacidad de un disolvente para disolver un soluto depende de las propiedades químicas de ambas sustancias. En general, los disolventes que tienen una estructura química similar al soluto disolverán el soluto más fácilmente. Por ejemplo, el agua es un buen disolvente del azúcar porque ambas sustancias son polares. La gasolina es un buen disolvente para el caucho porque ambas sustancias no son polares.