- Temperatura:Generalmente, la solubilidad de la mayoría de los sólidos aumenta con la temperatura. A medida que aumenta la temperatura, aumenta la energía cinética de las moléculas del disolvente, lo que les permite romper más partículas de soluto y disolverlas. Sin embargo, algunas sustancias presentan solubilidad retrógrada, donde su solubilidad disminuye al aumentar la temperatura.
- Presión:Para sólidos que se disuelven con la formación de gases (por ejemplo, bicarbonato de sodio en agua), aumentar la presión puede aumentar la solubilidad. Esto se debe a que el aumento de presión favorece la disolución de los gases.
- Composición del disolvente:la naturaleza y composición del disolvente pueden afectar significativamente la solubilidad de un sólido. Por ejemplo, agregar sal (cloruro de sodio) al agua aumenta la solubilidad de solutos polares como el azúcar, pero disminuye la solubilidad de solutos no polares como el aceite.
- pH:Para sólidos ácidos o básicos, el pH del disolvente puede afectar la solubilidad. Los cambios de pH pueden alterar el estado de ionización del soluto, cambiando su solubilidad.
- Formación de complejos:La presencia de agentes complejantes (ligandos) en el disolvente puede formar complejos con el soluto, alterando su solubilidad. Por ejemplo, el amoníaco puede aumentar la solubilidad de los hidróxidos metálicos formando complejos solubles.
- Adición de otros solutos:La adición de otro soluto al disolvente puede competir con el sólido por la solvatación, ya sea aumentando o disminuyendo su solubilidad. Este fenómeno se conoce como efecto de ión común.