Sin embargo, los críticos argumentan que los créditos de carbono pueden ser ineficaces e incluso tener consecuencias negativas. Señalan que los créditos de carbono pueden llevar a una "compensación", donde los contaminadores pueden simplemente comprar créditos para compensar sus emisiones en lugar de tomar medidas para reducirlas. Esto puede conducir a una falta de reducciones generales de emisiones y puede permitir que los contaminadores sigan emitiendo gases de efecto invernadero.
Además, los críticos argumentan que los créditos de carbono pueden crear una falsa sensación de progreso en materia de cambio climático. Sostienen que al centrarse en los créditos de carbono, los gobiernos y las empresas pueden evitar realizar cambios más difíciles y costosos en sus políticas y prácticas que son necesarios para reducir las emisiones. Esto puede provocar un retraso en la adopción de medidas sobre el cambio climático, lo que puede tener graves consecuencias.
En general, la eficacia de los créditos de carbono para estabilizar el clima es compleja y depende de varios factores, incluido el diseño específico del sistema de créditos de carbono, el nivel de aplicación y supervisión, y el compromiso general de todas las partes interesadas con la reducción de emisiones.