1. Reducción de telurito: El telurio existe principalmente en el medio ambiente como telurito (Te(IV)), que es relativamente inmóvil y menos tóxico. Ciertas bacterias y arqueas poseen la capacidad de reducir el telurito a teluro elemental (Te (0)) o telururo (Te (II)). Este proceso de reducción puede ocurrir a través de varios mecanismos, que a menudo involucran enzimas como la telurito reductasa o la cadena respiratoria.
2. Inmovilización de telurio: Los microbios devoradores de metales también pueden inmovilizar el teluro acumulándolo dentro de sus células o formando precipitados extracelulares. Pueden producir nanopartículas de telurio o unir telurio a sus paredes celulares u otros componentes celulares, reduciendo efectivamente su movilidad y biodisponibilidad potencial.
3. Oxidación del telurio: Algunos microorganismos pueden oxidar el teluro desde sus formas reducidas (Te (0) o Te (II)) a estados de oxidación superiores, como el telurito (Te (IV)) o el telurato (Te (VI)). Este proceso de oxidación puede alterar la solubilidad, movilidad y toxicidad del telurio en el medio ambiente.
4. Metilación del telurio: Ciertas bacterias y arqueas pueden metilar el teluro, convirtiéndolo en compuestos de teluro metilados. Estos compuestos son más volátiles y pueden liberarse a la atmósfera, lo que contribuye al transporte de telurio a larga distancia.
5. Interacción con otros elementos: Los microbios devoradores de metales pueden interactuar con el telurio en presencia de otros elementos, como azufre, selenio y arsénico. Estas interacciones pueden influir en la especiación, solubilidad y toxicidad del telurio, así como en sus interacciones con otros ciclos biogeoquímicos.
Al participar en estos procesos, los microbios devoradores de metales tienen un impacto significativo en el ciclo ambiental y el destino del telurio. Sus actividades influyen en la distribución, biodisponibilidad y toxicidad potencial de este elemento, dando forma a los paisajes geoquímicos y afectando tanto a los ecosistemas naturales como a los entornos impactados por el hombre. Comprender el papel de estos microorganismos es esencial para gestionar la contaminación por telurio, predecir su comportamiento en el medio ambiente y mitigar sus riesgos potenciales para la salud ecológica y humana.