Si bien las bombillas fluorescentes compactas (CFL) contienen una pequeña cantidad de mercurio, la cantidad suele ser inferior a 5 miligramos por bombilla. Esta cantidad es significativamente menor que los niveles de mercurio que se encuentran en algunos pescados, como el atún, el pez espada y el tiburón, que pueden contener hasta varias partes por millón de mercurio. Además, el mercurio de las CFL está contenido dentro de la envoltura de vidrio de la bombilla, lo que evita que se libere al medio ambiente. Por el contrario, el mercurio del pescado puede ser absorbido más fácilmente por el cuerpo cuando se consume. Por lo tanto, generalmente se considera que la cantidad de mercurio en las CFL es menos peligrosa que el mercurio que se encuentra en el pescado.