Contrariamente a la creencia popular, las pirañas no reemplazan sus afilados dientes. Su formidable dentición está diseñada para toda una vida de caza y recolección de basura. Al igual que otros miembros de la familia Characidae, los dientes de piraña crecen continuamente durante toda su vida. A medida que los dientes más viejos se desgastan o se rompen, emergen dientes nuevos que ocupan su lugar, manteniendo su formidable poder de mordida. Este crecimiento continuo de los dientes garantiza que las pirañas puedan capturar y consumir presas de forma eficaz sin experimentar problemas dentales importantes.