El óxido nitroso actúa uniéndose a los receptores NMDA en el cerebro. Estos receptores participan en la transmisión de señales de dolor y, al bloquear su actividad, el óxido nitroso puede reducir o eliminar el dolor. El óxido nitroso también actúa aumentando la producción de dopamina, un neurotransmisor que participa en las sensaciones de placer y recompensa.
Cuando se inhala óxido nitroso, ingresa rápidamente al torrente sanguíneo y llega al cerebro en segundos. Sus efectos suelen durar unos minutos y luego el gas se elimina rápidamente del cuerpo.
El óxido nitroso generalmente se considera seguro cuando se utiliza bajo supervisión médica. Sin embargo, existen algunos efectos secundarios potenciales, que incluyen náuseas, vómitos, mareos y dolores de cabeza. En casos raros, el óxido nitroso puede provocar efectos secundarios más graves, como hipoxia y convulsiones.
El abuso de óxido nitroso puede provocar adicción, deficiencia de vitamina B12 y daño a los nervios. Es importante utilizar óxido nitroso únicamente según las indicaciones de un médico y evitar el uso excesivo.