A temperaturas extremadamente bajas, algunos materiales sólidos pueden sufrir una transición a una fase supersólida. En los superfluidos, los átomos se mueven con viscosidad cero, lo que les permite fluir libremente sin resistencia. En cambio, en los sólidos, los átomos están fijos en su lugar, formando una estructura rígida. Sin embargo, en un supersólido, los átomos conservan la rigidez de un sólido y al mismo tiempo exhiben un comportamiento superfluido, lo que permite la existencia simultánea de ambas fases.
El estudio de los supersólidos tiene implicaciones importantes para comprender las propiedades fundamentales de la materia y podría conducir a aplicaciones importantes. Por ejemplo, la capacidad de crear materiales que combinen la rigidez de un sólido con el flujo sin fricción de un superfluido podría revolucionar áreas como el transporte de energía y la microelectrónica. Sin embargo, descubrir y manipular el estado supersólido sigue siendo un esfuerzo experimental desafiante debido a las condiciones extremas de temperatura y presión necesarias para su formación. Se están realizando extensas investigaciones para explorar y comprender esta fascinante fase de la materia y allanar el camino para posibles aplicaciones.