* Captura postcombustión: Este método captura CO₂ de los gases de combustión de instalaciones industriales, como centrales eléctricas y fábricas.
* Captura previa a la combustión: Este método captura CO₂ del combustible antes de quemarlo.
* Captura directa de aire: Este método captura CO₂ directamente de la atmósfera.
* Combustión de oxígeno-combustible: Este método utiliza oxígeno puro en lugar de aire para quemar combustible, lo que produce una corriente concentrada de CO₂ que puede capturarse fácilmente.
Una vez que se captura el CO₂, se puede almacenar de diversas formas, entre ellas:
* Almacenamiento subterráneo: Este método implica inyectar CO₂ en formaciones geológicas subterráneas, como yacimientos agotados de petróleo y gas o acuíferos salinos profundos.
* Almacenamiento marítimo: Este método implica inyectar CO₂ en el océano, donde puede disolverse y reaccionar con el agua de mar para formar ácido carbónico.
* Almacenamiento de minerales: Este método implica hacer reaccionar CO₂ con minerales para formar carbonatos estables.
La captura de carbono es una tecnología importante para mitigar el cambio climático porque puede ayudar a reducir la cantidad de CO₂ en la atmósfera. Sin embargo, también es una tecnología costosa y que consume mucha energía, y existen preocupaciones sobre los posibles impactos ambientales y de salud de la captura y almacenamiento de carbono.
A pesar de estos desafíos, la captura de carbono se considera cada vez más una tecnología necesaria para lograr una descarbonización profunda de la economía. Para cumplir los objetivos del Acuerdo de París, las emisiones globales de CO₂ deben reducirse en un 50% para 2050 y en cero emisiones netas para 2070. La captura de carbono es una de las pocas tecnologías que puede ayudar a lograr estas profundas reducciones de emisiones.