Inspirándose en las cutículas de los escarabajos, los científicos han desarrollado estructuras ópticas que pueden producir colores vibrantes, iridiscentes y completamente biodegradables utilizando quitina, el segundo material orgánico más abundante del mundo.
"Las condiciones de escasez extrema han permitido que los materiales naturales evolucionen hasta convertirse en algunos de los materiales más extraordinarios de la Tierra, como la seda de araña increíblemente fuerte y las conchas marinas resistentes a los impactos", afirmó Javier Fernández, profesor asociado de la Universidad de Tecnología y Diseño de Singapur (SUTD).
A lo largo de la historia, los científicos han recurrido constantemente a la naturaleza en busca de inspiración para resolver problemas y desarrollar nuevas tecnologías, desde las máquinas voladoras de Da Vinci modeladas a partir de aves hasta eficientes trajes de baño que imitan la piel de un tiburón.
Hace una década, el profesor asociado Fernández propuso utilizar la naturaleza no solo como una fuente de inspiración para la ciencia de los materiales, sino también como un modelo de cómo deben organizarse las moléculas naturales para recrear las extraordinarias propiedades de los materiales naturales. "Hacer coincidir las moléculas naturales con su organización nativa permite su uso sin modificaciones, lo que da como resultado materiales que permanecen completamente integrados en los ciclos ecológicos naturales", añadió.
La investigación del profesor asociado Fernández en ingeniería bioinspirada se centra en la quitina. Como segunda molécula orgánica más abundante de la Tierra, la quitina es renovable y forma parte de cada ciclo ecológico. También es el material que la naturaleza utiliza para producir algunas de sus estructuras más excepcionales, como las alas ligeras y rígidas de un insecto, el exterior resistente de una concha marina y los colores extraordinarios de una mariposa. Por tanto, controlarlo tiene amplias implicaciones en ingeniería debido a su versatilidad y sostenibilidad.
En un estudio anterior, el profesor asociado Fernández y su equipo descubrieron que la quitina aislada puede agregarse y crear materiales fuertes manteniendo su función óptica. Su último estudio, "Producción artificial a gran escala de iridiscencia de cutículas de coleópteros y su uso en recubrimientos biodegradables conformes", se basó en estos resultados al aprender de los escarabajos cómo utilizar eficientemente la quitina para producir color a gran escala. Ellos, sin embargo, no lo aprendieron de los escarabajos de colores.
Más información: Akshayakumar Kompa et al, Producción artificial a gran escala de iridiscencia de cutícula de coleópteros y su uso en recubrimientos biodegradables conformados, Materiales de ingeniería avanzada (2024). DOI:10.1002/adem.202301713
Proporcionado por la Universidad de Tecnología y Diseño de Singapur