1. Sin estructura celular: Los virus no están formados por células. Son simplemente una pieza de material genético (ADN o ARN) encerrado en una capa de proteína llamada cápside. Carecen de las estructuras internas complejas (como los orgánulos) que se encuentran en las células vivas.
2. Sin metabolismo: Los virus no pueden llevar a cabo su propio metabolismo. No pueden generar energía o producir sus propias proteínas. En cambio, confían en la maquinaria de la celda huésped para replicarse.
3. Sin reproducción independiente: Los virus no pueden reproducirse de forma independiente. Requieren una celda host para proporcionar los recursos y la maquinaria para la replicación. Básicamente secuestran la maquinaria de la celda huésped para hacer copias de sí mismas.
4. Sin homeostasis: Los virus no pueden mantener un entorno interno estable. Simplemente son partículas inertes fuera de una célula huésped.
5. Sin crecimiento y desarrollo: A diferencia de las células vivas, los virus no crecen ni se desarrollan. Existen en una forma única e inmutable hasta que infectan una célula huésped.
6. Sin respuesta a los estímulos: Los virus no exhiben respuestas a cambios ambientales o estímulos.
En resumen: Los virus son esencialmente parásitos que requieren una célula huésped para sobrevivir y reproducirse. Carecen de las características clave de la vida que definen un organismo vivo, como la estructura celular, el metabolismo, la reproducción independiente y la homeostasis.