1. Nombres comunes:
* Falta de consistencia: Los nombres comunes pueden variar significativamente en todas las regiones, lo que dificulta saber a qué organismo se está mencionando. Por ejemplo, un "robin de mar" podría referirse a un pez o un pájaro, dependiendo de dónde se encuentre.
* Asociaciones engañosas: Los nombres pueden evocar imágenes inexactas. Por ejemplo, las "medusas" no son peces, sino los cnidarios y las "anémonas de mar" no son plantas sino animales.
* Ambigüedad: Los nombres comunes pueden referirse a múltiples especies diferentes, lo que dificulta identificar el organismo específico.
2. Nombres científicos:
* Clasificación obsoleta: Los nombres científicos pueden estar desactualizados a medida que evoluciona nuestra comprensión de la taxonomía. Por ejemplo, el género * Sphenodon * se clasificó una vez como un lagarto, pero ahora se reconoce como un linaje distinto.
* etimología engañosa: Algunos nombres científicos pueden ser engañosos según su origen. Por ejemplo, el género * Pseudomonas * literalmente significa "falso", pero en realidad no implica que estas bacterias son falsas.
Aquí hay algunos ejemplos específicos de nombres engañosos:
* Pepino de mar: No es un pepino sino un invertebrado marino.
* Starfish: No es un pez sino un equinodermo.
* Silverfish: No es un pez sino un insecto.
* rezando mantis: No es una mantis sino un tipo de insecto.
* Jellyfish: No es un pez sino un cnidarian.
* Seahorse: No es un caballo sino un pez.
* Wolf Spider: No es un lobo sino una araña.
* Tiger Beetle: No es un tigre sino un escarabajo.
* Butterfish: No es una mantequilla sino un pescado.
Es importante usar nombres científicos siempre que sea posible para evitar confusiones y garantizar una claridad en la comunicación.