1. Piezas duras: Los organismos con partes duras como huesos, dientes, conchas o exoesqueletos tienen mucho más probabilidades de fosilizarse. Estas partes son resistentes a la descomposición y pueden soportar las presiones de la acumulación de sedimentos.
2. Entierro rápido: El entierro rápido después de la muerte es crucial. Esto evita la eliminación y la descomposición, lo que destruiría el organismo antes de que pueda ocurrir la fosilización.
3. Entorno favorable: Ciertos entornos son más propicios para la fosilización. Por ejemplo, los ambientes sedimentarios como lagos, ríos y océanos proporcionan las capas de sedimento necesarias para enterrar y preservar los organismos.
Ejemplos de organismos que forman fósiles:
* Dinosaurios: Huesos, dientes y, a veces, huellas.
* mamíferos: Huesos, dientes y, a veces, impresiones de piel o piel.
* peces: Huesos, escamas y, a veces, dientes.
* Insectos: Exoesqueletos y a veces alas.
* Plantas: Hojas, tallos, semillas y, a veces, madera.
* moluscos: Cáscara
* trilobites: Exoesqueletos
* Ammonitas: Cáscara
* crinoides: Tallos y brazos
Es importante tener en cuenta:
* Los tejidos blandos rara vez se conservan: Si bien las impresiones de la piel fosilizadas son posibles, son bastante raras. Las condiciones requeridas para preservar los tejidos blandos son muy específicas.
* Trace fósiles: Estos no son los restos del organismo mismo, sino evidencia de su actividad. Los ejemplos incluyen huellas, madrigueras y coprolitos (estiércol fosilizado).
* No todos los organismos fosilizan: Es poco probable que muchos organismos, especialmente aquellos que son pequeños o carecen de partes duras, se conserven.
Los fósiles proporcionan información valiosa sobre la vida pasada y los entornos. Son una herramienta crítica para comprender la historia y la evolución de la Tierra.