He aquí por qué:
* Sensibilidad a la temperatura: Las enzimas son proteínas, y las proteínas son muy sensibles a la temperatura. Cada enzima tiene un rango de temperatura óptimo donde funciona mejor. Las enzimas humanas están optimizadas para la temperatura relativamente estable de nuestros cuerpos (alrededor de 37 ° C o 98.6 ° F).
* Temperaturas de aguas termales: Las aguas termales pueden tener temperaturas que van desde cálidas hasta extremadamente calientes, a menudo superan los 100 ° C (212 ° F).
* desnaturalización: A temperaturas significativamente más altas que su rango óptimo, las enzimas sufren desnaturalización. Esto significa que su estructura cambia, perdiendo su forma específica y el sitio activo necesario para las reacciones catalizantes. Una enzima desnaturalizada ya no es funcional.
En resumen: El calor extremo de una fuente termal desnudaría rápidamente enzimas humanas, lo que las haría inútiles. Los organismos que viven en aguas termales han desarrollado enzimas especializadas que pueden resistir y funcionar a altas temperaturas.