* Falta de mitocondrias: Pelomyxa palustris es único porque carece de mitocondrias, las potencias de las células eucariotas. Esto ha llevado a algunos a creer que representa una etapa temprana en la evolución eucariota. Sin embargo, es más probable que Pelomyxa haya perdido sus mitocondrias a través de la pérdida secundaria, un proceso en el que un organismo pierde una característica que estaba presente en sus antepasados.
* Presencia de bacterias: En lugar de las mitocondrias, Pelomyxa contiene bacterias simbióticas que realizan muchas de las funciones que las mitocondrias suelen hacerlo. Esto sugiere que Pelomyxa evolucionó su sistema de energía único después de ramificarse de otros eucariotas, no antes.
* Complejidad evolutiva: La historia evolutiva de los eucariotas es compleja e implica múltiples linajes que se ramifican de un antepasado común. Es difícil identificar un solo organismo "más primitivo".
* Falta de un estado "primitivo" definitivo: El concepto de "primitivo" puede ser engañoso. Los organismos no necesariamente se vuelven más complejos con el tiempo. La evolución no es una progresión lineal, sino un proceso de ramificación donde diferentes linajes se adaptan a sus entornos de maneras únicas.
Por lo tanto, si bien Pelomyxa palustris es sin duda un organismo interesante y único, no es necesariamente el eucariota más primitivo. Su falta de mitocondrias podría ser un rasgo derivado, no primitivo.
En lugar de centrarse en la "primitividad", es más preciso considerar la pelomyxa como un ejemplo de cómo los procesos evolutivos pueden conducir a adaptaciones diversas y fascinantes, incluso en organismos aparentemente simples.