La amilasa es una proteína que descompone el almidón en azúcares más simples. Como la mayoría de las proteínas, adopta una estructura tridimensional compleja, que es esencial para su función. Esta estructura está determinada por la secuencia de aminoácidos en la proteína y se estabiliza por diversas interacciones entre estos aminoácidos, incluidos los enlaces de hidrógeno.
Las hélices alfa y las láminas plisadas beta son dos estructuras secundarias comunes que se encuentran en las proteínas. Las hélices alfa se forman mediante el enrollamiento de la cadena de polipéptidos, mientras que las láminas beta plisadas se forman mediante la alineación de múltiples cadenas de polipéptidos. Ambas estructuras contribuyen a la forma y función general de la proteína.
La amilasa es una proteína globular, lo que significa que tiene una forma más o menos esférica. Esta forma se logra a través de una combinación de hélices alfa y láminas plisadas beta, junto con otros elementos estructurales como bucles y giros.
Por lo tanto, la amilasa de hecho contiene hélices alfa y láminas plisadas beta, que son cruciales para su estructura y función.