1. Invaginación de la membrana celular: La membrana celular comienza a invaginarse o plegarse hacia adentro, encerrando la molécula o partícula grande que será absorbida por la célula. Esta invaginación es impulsada por la polimerización de filamentos de actina en la cara citoplasmática de la membrana.
2. Formación de vesícula endocítica: A medida que la invaginación de la membrana celular se profundiza, forma una estructura similar a una bolsa llamada vesícula endocítica, que permanece conectada a la membrana celular por un cuello estrecho. La molécula o partícula grande queda encerrada dentro de la vesícula endocítica.
3. Fisión y separación de membranas: Una vez que la vesícula endocítica está completamente formada, el cuello estrecho que la conecta a la membrana celular sufre fisión. Luego, la vesícula endocítica se separa de la membrana plasmática y penetra más profundamente en el citoplasma de la célula.
4. Destino de la vesícula endocítica: La vesícula endocítica que contiene la molécula internalizada puede sufrir diferentes destinos según el tipo de molécula y el tipo de célula. Algunas vesículas pueden fusionarse con endosomas tempranos, que luego maduran hasta convertirse en endosomas tardíos y, finalmente, lisosomas. Dentro de los lisosomas, la molécula internalizada es sometida a degradación por enzimas hidrolíticas. Alternativamente, algunas vesículas endocíticas también pueden reciclarse de regreso a la membrana celular mediante un proceso llamado exocitosis.
En resumen, la porción de membrana celular que rodea una molécula grande durante la endocitosis se internaliza en la célula como una vesícula endocítica. El destino posterior de la vesícula endocítica y su contenido depende de varios mecanismos celulares, que implican el posible transporte, degradación o reciclaje de la molécula internalizada.