A medida que los organismos consumen a otros organismos, estas sustancias se transmiten y se magnifican en los tejidos de los depredadores y los principales consumidores. Por ejemplo, los peces pequeños que se alimentan de algas u otros organismos pequeños pueden acumular trazas de contaminantes en sus cuerpos. Cuando los peces más grandes se comen a los más pequeños, los contaminantes se concentran aún más. Si un ser humano luego consume pescado más grande, una cantidad significativa del contaminante puede acumularse en el cuerpo humano. Este proceso se conoce como biomagnificación.
La biomagnificación puede plantear importantes riesgos para la salud tanto de la vida silvestre como de los humanos en la cima de la cadena alimentaria. Las altas concentraciones de contaminantes pueden alterar funciones biológicas esenciales, lo que lleva a un menor éxito reproductivo, trastornos del desarrollo y una mayor vulnerabilidad a las enfermedades. Por lo tanto, comprender y gestionar la biomagnificación es crucial para mantener la salud de los ecosistemas y salvaguardar a las poblaciones humanas de los efectos adversos de la contaminación ambiental.