Las HSA suelen ser causadas por la rotura de un aneurisma, que es un agrandamiento o debilitamiento de un vaso sanguíneo. Otras causas de HSA incluyen traumatismo craneoencefálico, malformaciones arteriovenosas (conexiones anormales entre arterias y venas en el cerebro) y trastornos hemorrágicos.
La gravedad de las HSA puede variar desde leves hasta potencialmente mortales. Los síntomas de una HSA pueden incluir dolor de cabeza intenso y repentino; náuseas; vómitos; rigidez de nuca; sensibilidad a la luz; convulsiones; y problemas de visión.
El tratamiento para una HSA variará según el tamaño y la ubicación del sangrado, así como también la condición del paciente. El tratamiento puede incluir cirugía para sujetar o enrollar el aneurisma; medicamentos para reducir la presión en el cerebro; y rehabilitación para ayudar a los pacientes a recuperar fuerza y función.