Durante la fermentación de la levadura, la glucosa se convierte en etanol y dióxido de carbono. Una vez que se forman estos productos, no se pueden volver a convertir en glucosa mediante la misma vía bioquímica. Además, la degradación de la glucosa conduce a la generación de energía en forma de ATP, que también es un proceso irreversible. Por tanto, la fermentación de la levadura se considera un proceso irreversible.