Beneficioso: Los nuevos genes pueden proporcionar nuevas funciones o mejorar las existentes, lo que puede dar a los organismos una ventaja en su entorno. Por ejemplo, la evolución del gen de la lactasa permitió a los humanos digerir la leche cuando eran adultos, lo que supuso una gran ventaja en zonas donde la leche era una fuente de alimento común.
Neutro: Los nuevos genes tampoco pueden tener ningún efecto sobre la aptitud de un organismo. Estos genes pueden ser selectivamente neutrales, lo que significa que no afectan la capacidad de un organismo para sobrevivir y reproducirse. Por ejemplo, la evolución de un nuevo gen para el color del cabello puede no proporcionar ninguna ventaja o desventaja a un organismo.
Nocivo: Los nuevos genes también pueden ser dañinos, especialmente si alteran funciones celulares importantes. Estos genes pueden provocar enfermedades o trastornos genéticos. Por ejemplo, la evolución de un nuevo gen que hace que una proteína se pliegue mal puede provocar una enfermedad de plegamiento de proteínas, como la enfermedad de Alzheimer.
El impacto general de un nuevo gen depende de su función específica y de cómo afecta la aptitud del organismo.