Durante una pequeña charla, la conversación gira en torno a temas socialmente "seguros" pero sin sentido o superficiales. Tanto los humanos como las ranas dependen de comportamientos ritualizados durante esta etapa conversacional para sondear y señalar sus intenciones sociales sin parecer descaradamente abiertos o agresivos.
En los humanos, los temas pueden incluir preguntas inofensivas sobre el clima o consultas sobre el bienestar de la otra persona. Esto puede crear un entorno de bajo riesgo para señalar apertura a una mayor comunicación sin invertir mucho desde el principio.
En el mundo de las ranas, el tema "seguro" suele ser el canto. Durante las primeras etapas del cortejo, las ranas macho y hembra cantan, y los machos a menudo ajustan el tono y los patrones de sus canciones en función de las respuestas de las hembras. Aunque estos intercambios puedan parecer sencillos, facilitan el cortejo y la reproducción.
Se cree que las conversaciones triviales en humanos cumplen varias funciones. Permite a los individuos evaluar las señales e intenciones sociales de los demás, creando una atmósfera que facilita el cambio hacia conversaciones más sustantivas y, a veces, más profundas.
Además, las conversaciones triviales pueden ayudar a regular los encuentros sociales al guiar la dirección de las interacciones y establecer el tono de cómo se desarrollan, de manera similar a cómo los cantos de las ranas desempeñan un papel social y comunicativo para estos anfibios.