El estudio, dirigido por la profesora de biología de Syracuse Katie Payer, examinó datos sobre los cantos de las ballenas jorobadas en el Océano Atlántico Norte. Payer descubrió que las ballenas producían cantos más largos y complejos en áreas donde había mayores concentraciones de krill, un pequeño crustáceo que forma una parte importante de la dieta de las ballenas.
"La idea de que el canto de las ballenas podría usarse para buscar alimento ha existido por un tiempo, pero nuestro estudio es el primero en proporcionar evidencia sólida para respaldar esta teoría", dijo Payer.
El estudio encontró que los cantos de las ballenas aumentaron en frecuencia, complejidad y duración, y que los cantos más complejos se producían cuando abundaba el krill. Esto sugiere que las ballenas pueden estar usando sus cantos para comunicarse entre sí sobre la comida, de manera similar a la forma en que las aves usan sus cantos para atraer parejas y defender sus territorios.
Los hallazgos del estudio tienen implicaciones para comprender el comportamiento y la comunicación de las ballenas, así como el papel que desempeñan en el ecosistema marino.
"Nuestra investigación sugiere que el canto de las ballenas no sólo es importante para el apareamiento y la comunicación, sino que también puede ser una forma de búsqueda de alimento acústica, que les permite localizar y explotar recursos alimentarios", dijo Payer.
Los complejos cantos de las ballenas pueden ser una forma de atraer presas, como el krill, a determinadas zonas. Esto podría ayudar a los animales a encontrar comida y sobrevivir. Más estudios sobre el canto y el comportamiento de las ballenas podrían mejorar nuestra comprensión de estas asombrosas criaturas.