El estudio, publicado en la revista Nature Cell Biology, encontró que las células utilizan una combinación de procesos activos y pasivos para mantener su forma. Los procesos activos implican el uso de energía para cambiar la forma de la célula, mientras que los procesos pasivos implican el uso de fuerzas físicas para mantener la forma de la célula.
Los investigadores descubrieron que el proceso activo de mantenimiento de la forma celular implica el uso de motores moleculares para mover el citoesqueleto de la célula. El citoesqueleto es una red de filamentos proteicos que proporciona a la célula su forma y estructura. Los motores moleculares mueven los filamentos del citoesqueleto de forma coordinada, lo que cambia la forma de la célula.
Los investigadores también descubrieron que el proceso pasivo de mantenimiento de la forma de la célula implica el uso de fuerzas físicas para resistir las fuerzas que de otro modo harían que la célula cambiara de forma. Estas fuerzas incluyen la fuerza de la gravedad, la fuerza del fluido circundante y la fuerza de la propia presión interna de la celda.
Los investigadores descubrieron que los dos tipos de movimiento trabajan juntos para mantener la forma de las células. El proceso activo de mantenimiento de la forma de la célula proporciona a la célula la capacidad de cambiar su forma, mientras que el proceso pasivo de mantenimiento de la forma de la célula proporciona a la célula la capacidad de resistir las fuerzas que de otro modo harían que la célula cambiara de forma.
Los investigadores dicen que sus hallazgos podrían tener implicaciones para comprender cómo funcionan las células. Por ejemplo, dicen que sus hallazgos podrían ayudar a explicar cómo se mueven las células, cómo se dividen y cómo interactúan entre sí.