Los delfines utilizan un proceso llamado "ecolocalización" para navegar en su entorno submarino y localizar a sus presas. Emiten clics de alta frecuencia y luego escuchan los ecos que rebotan en los objetos en el agua. Este proceso les permite crear un mapa mental de su entorno y determinar la ubicación de los objetos, incluso en completa oscuridad.
Cuando los delfines se comunican entre sí, utilizan una variedad de silbidos, clics y llamadas pulsadas. Estas vocalizaciones se producen a través de su espiráculo y luego se proyectan al agua. Los delfines tienen un oído excelente y pueden detectar estas vocalizaciones incluso a grandes distancias.
Los delfines también tienen la capacidad de enfocar su audición en una dirección específica, lo que les permite bloquear el ruido de fondo y escuchar una fuente de sonido en particular. Esto es particularmente importante cuando intentan comunicarse entre sí o localizar presas en un ambiente ruidoso.
En términos de escuchar a sus madres, los delfines jóvenes dependen de señales auditivas para aprender y desarrollar sus habilidades de comunicación vocal. Escuchan las vocalizaciones de su madre y las imitan, aprendiendo poco a poco los diferentes patrones vocales y sus significados asociados. Este proceso es un aspecto crucial del desarrollo social de los delfines y les permite comunicarse eficazmente dentro de su manada.
Además, los delfines tienen un fuerte sentido de vínculo familiar y social y, a menudo, mantienen relaciones estrechas con sus madres durante toda su vida. Es posible que escuchen a sus madres en busca de orientación, protección y apoyo emocional.